María Magdalena Campos-Pons
Nacida en Matanzas, Cuba, María Magdalena Campos-Pons está considerada como una de los artistas cubanas más relevantes de la era post-revolucionaria. Su obra ha sido seleccionada para numerosas exposiciones, incluyendo muestras individuales en el Museo de Arte Moderno, MoMA, de Nueva York, la primera Bienal de Liverpool, la Bienal de Dakar en Senegal, y la Trienal de Guangzhou en China. Su obra forma parte de colecciones y museos como la Smithsonian Institution, el Art Institute de Chicago, la Galería Nacional de Canadá, el Museo Victoria y Albert de Londres, el Museum de Arte Moderno de Nueva York, el Miami Art Museum, el Fogg Art Museum, o el Museum of Fine Arts de Boston, donde imparte como profesora de la Escuela del Museum of Fine Arts.
Un proyecto para Atlántica de María Magdalena Campos-Pons.Texto de Octavio Zaya.

María Magdalena Campos-Pons se encuentra entre los artistas más importantes y prestigiosos salidos de la Cuba posrevolucionaria de los años ochenta. Además, su voz es una de las más contundentes, y no por ello menos poética, a la hora de abordar problemáticas de raza, religión y clase, o la historia personal o colectiva que se deriva de las mitologías, tradiciones y símbolos compartidos por las comunidades de la diáspora africana. Con su práctica multidisciplinar, que abarca la pintura, la escultura, la fotografía, el vídeo, la instalación y la performance, Campos-Pons no aspira a situarnos ante la recuperación de algo puro o esencial, sino más bien ante las circunstancias y adaptaciones surgidas de los espacios híbridos de las culturas que impregnan su trabajo y que son, a su vez, fruto de la separación, la memoria y la fragmentación resultantes de su crecimiento en Cuba y su traslado a los Estados Unidos y su asentamiento en éste país. De ese modo, sus orígenes —desde la culturalmente inagotable ascendencia negro-atlántica a los antepasados chinos y españoles— se evidencian en su práctica artística, que recoge unos relatos de desplazamiento, supervivencia, desafío y celebración que, tras remontarse a la trata de esclavos y las plantaciones de azúcar de Cuba, desembocan en la emancipación revolucionaria, y en el exilio. Como ella misma afirma:
Mi trabajo representa elementos de una historia personal con relevancia universal. Recurro a diversas técnicas fotográficas —retrato, paisaje o fotografía documental— para crear unas narrativas que iluminen el espíritu de la gente y de los lugares, el pasado y el presente. Mis temas son transculturales y transgeneracionales. Junto a la raza y el género, expresados mediante símbolos alusivos a la sociedad matriarcal y a la maternidad, el vínculo esencial con la familia y la historia cultural ensanchan, para mí, los límites de las posibilidades fotográficas.

FeFa es el nombre del personaje/símbolo que encarna esa iluminación, esas posibilidades y ese vínculo familiar en la obra de Campos-Pons. FeFa es la figura madre de unas narrativas construidas a base de recuerdos, desplazamientos y separaciones, pero también la portadora del amor y de una apelación a la reconciliación entre lo divino y lo terrenal, entre los ricos y los pobres y entre los cubanos de la isla y los del exilio. FeFa significa “familiares en el extranjero” (Fe) y “family abroad “(Fa). En palabras de la artista, “FeFa es mi imagen pública como artista y una metáfora de la inmigración, el exilio, la familia y la separación de la comunidad de origen vivida por muchas familias cubanas”.

La primera aparición de FeFa se materializó en una instalación y una performance extendida que pudieron verse en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam en la primavera de 2012 en el marco de la Bienal de La Habana; la más reciente adoptó forma de performance, y fue representada en 2016 en el New Museum de Nueva York coincidiendo con la exposición The Waiting Room de Simone Leigh. Entremedio, FeFa ha estado presente en el Pabellón Cubano de la 53ª Bienal de Venecia, donde Campos-Pons representó a su país; en el Queens Museum y el Guggenheim Museum neoyorquinos; en el Peabody Essex Museum de Salem, Massachusetts; en el Hirshhorn Museum de Washington DC, y en otros lugares. En todos ellos, Campos-Pons ha indagado en las condiciones y las conexiones que han unido los universos simbólicos de la religión yoruba y la cultura oriental —universos que forman parte de su vida personal— con experiencias de exilio y separación. A veces FeFa ha sido esa figura maternal, sanadora, que trae las bendiciones, se deshace de lo malo y expulsa a los espíritus dañinos; otras veces se nos muestra imponente y desafiante, furiosa e intrépida, proyectando el dolor, la pérdida y la supervivencia de una mujer negra que es capaz de mostrar las heridas y cicatrices de su sufrimiento y su resiliencia.

FeFa es la emigrante por antonomasia. Es consciente de que su identidad está irreversiblemente envuelta en la cultura que consume y produce, una condición que la convierte en una especie de cuerpo performativo que proyecta las marcas del colonialismo y la cultura global, del desplazamiento y la separación, de sus ancestros y sus raíces, sobre un escenario más amplio en el que el imaginario global nos parece unas veces indiferente y otras brutal y criminal. En todos los casos, Campos-Pons ha conseguido mantener a flote la humanidad y la esperanza de FeFa, porque la fuerza y la intención de sus performances siempre han sido conscientes de las fuentes conectivas y familiares de las que derivan.

FeFa conecta Cuba y el imaginario del mundo a través de la experiencia y conocimientos de una artista que ha dedicado su trabajo a celebrar la cultura cubana y a registrar, poéticamente y desde el prisma de la vida familiar cubana y sus ritos, la experiencia imperecedera de quienes desafían el aislamiento y el olvido para mantener su sentido de pertenencia. Por ello, seguramente, la primera aparición de FeFa no tuvo lugar en la Bienal de La Habana de 2012, sino en Rito de Iniciación. Baño Sagrado, una obra de vídeo de 1991, íntima y “oscura”, que creó junto al músico Neil Leonard, hoy su marido y estrecho colaborador en la mayoría de las piezas de FeFa. Creo que podemos ver ese vídeo como el germen y la referencia conceptual en la que Campos-Pons se inspiró para desarrollar su personaje. De formas diversas y en múltiples y variadas situaciones, FeFa anhela restablecer una conexión, no para buscar un compromiso intelectual diferente, sino para dar con una nueva forma de imaginar el mundo que encarne eso que Campos-Pons llama “las memorias de las diferencias”.