Bosques densos y espinosos, entrecortados por campos arenosos con árboles altos o campos bajos con algarrobales, tanto como palmares inundados durante la temporada de lluvia forman el paisaje característico del Chaco.1El Gran Chaco es, después de la cuenca amazónica, con mas de un millón de km2 la zona boscosa mas grande en las tierras bajas de América del Sur.
El bosque sigue siendo fundamental en los dibujos de artistas indígenas del Chaco. Motivos preferidos de la expresión gráfica constituyen animales, árboles y las prácticas locales de subsistencia como la caza, la recolección, la pesca y la siembra. Estas actividades formaron la base de vida de los pueblos indígenas hasta la Guerra del Chaco (1932-35), que selló su expropiación y llevó al contacto permanente con la sociedad colonizadora.
Los dibujos muestran que las relaciones con el bosque y los seres que lo habitan siguen siendo importantes para los nivacle y guaraní, aunque sus formas de vida se han transformado profundamente desde hace dos generaciones debido a múltiples procesos de colonización. La desposesión de sus territorios tuvo como consecuencia la pérdida de la autonomía y la precarización de sus condiciones de vida.
Los dibujantes son autodidactas y cursaron pocos años de educación formal. Pertenecen a los grupos lingüísticos de los nivacle y guaraní y viven en los asentamientos Cayin ô Clim, Campo Alegre y Yiclôcat en el Chaco central. A partir de los dibjuos de Osvaldo Pitoe, Jorge Carema, Eurides Asque Gómez, Marcos Ortiz, Esteban Klassen, Efacio Álvarez y Clemente Juliuz de la colección de Verena Regehr este ensayo visual explora la importancia fundamental y diversa del bosque para las formas indígenas de estar en el mundo.
Se enfoca en las relaciones que los nivacle mantienen con animales, árboles y otros seres no humanos. Reflexiona sobre el dibujar como un medio de comunicación no verbal con carácter performativo, que gana importancia en un presente marcado por procesos violentos de colonización y deforestación masiva.
Encuentros y vínculos entre seres humanos, árboles, animales y sus dueños
El río Pilcomayo, los bañados y las lagunas se inscribieron profundamente a la memoria colectiva de los grupos nivacle que los habitaban. Eurides Asque Gómez (1977-2019) los representa en sus dibujos no solo como territorio humano, sino también como espacio vital de las aves acuáticas.


Jorge Carema (1967) dibuja el río Pilcomayo, los peces y sus madres. La suerte de la pesca depende considerablemente de una buena relación con las yinôôt lhavoquei (mujeres del agua, madres de los peces). Ellas protegen y mezquinan a sus hijos, los peces. Dibujando Jorge Carema se acuerda: «Con mi abuelo y mi tío me iba a pescar. Las yinôôt lhavoquei, las madres de los pescados, se muestran cuando están enojadas con los pescadores.
Se enojan si alguien está fallando y no le pide perdón por ir a buscar a sus hijos. Se enojan también si se pierde un pescado que ya se mató, o si los blancos sacan de balde pescados y los vuelven a echar. Se tiene que salvar los alimentos y hay que pescar no más que para la propia comida. Las madres de los pescados juntan y cuidan a sus hijos; a veces largan algunos y te mandan uno, en otras ocasiones mezquinan a sus hijos y los esconden en sus casas bajo el agua.»2Conversación con Ursula Regehr, 26.02.2018.
Como los peces, todas las demás especies de animales tienen su lhavo’ (padre, dueño). A ellos se les tiene que pedir permiso para buscar a sus hijos. Él enviaba los animales y los entregaba al cazador. Si el cazador dejaba escapar animales heridos, o mataba un número mayor e innecesario de animales, podía provocar la ira y el castigo del lhavo’.
Un motivo recurrente en los dibujos de Osvaldo Pitoe (1963) es la caza y la recolección. Antes del contacto permanente con la sociedad colonizadora, las actividades de subsistencia se basaban en el control de territorios extensos, su uso colectivo y la movilidad.3Diferentes grupos locales nivacle habitaron hasta la guerra del Chaco (1932-1935) un territorio que se extendía desde el cauce medio y superior del río Pilcomayo en el oeste, hacia el río Bermejo en el sur y hasta el Chaco central en el norte (Nordenskiöld 1912).


Los hombres se dedicaban a la cacería. Entre sus presas favoritas se cuentan los pecaríes, venados, tapires, varias especies de armadillos y aves. «Dibujando me acuerdo de mis padres y de lo que me enseñaron» dice Osvaldo Pitoe.4Conversación con Ursula Regehr, 18.02.2018. «Solía acompañar a mi padre al bosque para la cacería.

Primero siempre se mostró el oso hormiguero. Algunas veces teníamos suerte y matábamos un chancho o un venado, o encontrábamos un armadillo en el camino. Si me voy al bosque, me acuerdo de esas experiencias.» Las mujeres de los dibujos de Osvaldo Pitoe están recolectando.
Dependiendo de la temporada, llenan sus grandes bolsas de fibra de caraguatá con diferentes alimentos vegetales: chauchas del algarrobo, porotos del monte, bayas, higos de tunas, palmitos, bulbos de caraguatá, hierbas y pimienta silvestre.
Incluso sabían transformar frutas venenosas como la sachasandía y la mandioca silvestre en alimento a través de ciertos métodos de cocción y cantos chamánicos. Los nivacle también conocían los efectos curativos de ciertos árboles y plantas y los empleaban junto con prácticas chamánicas como medicina.

La abundancia es un motivo recurrente en los dibujos de Osvaldo Pitoe. El bosque seco, los campos arenosos y los palmares proporcionaban una alimentación abundante y equilibrada, tanto como las materias primas para la fabricación de los objetos de uso cotidiano (Regehr & Regehr 2019, Regehr & Regehr 2011).
La aparición de las constelaciones de ciertas estrellas como las Pléyades, el Orión y la Venus en el cielo nocturno anuncia el fin de la época de sequía. Con la caída de las primeras lluvias los nivacle comenzaban la siembra.5Los grupos de la zona del Pilcomayo tenían sus cultivos en los extensos bañados, donde el suelo es húmedo y se podía cosechar varias veces al año. Los grupos que vivían en el interior del Chaco, en cambio, solían plantar durante la temporada de lluvias en pequeños claros en el bosque, o en campos arenosos. Osvaldo Pitoe se recuerda: «Mi madre siempre trabajaba en su cerco (siembra), carpiendo y plantando batatas, sandías, maíz, porotos, zapallos.
Con mi hermana cada día se iba para cuidarlo. Cuando teníamos visita, decía: «Vamos a mi cerco, para llevar algo» y les regalaba lo que estaba listo para cosechar».6ación con Ursula Regehr, 18.02.2018. Los pueblos del Chaco pescaban, cazaban, recolectaban y plantaban para compartir.
La comida compartida y la reciprocidad formaban la base de las relaciones estrechas, simétricas y duraderas en el círculo de parientes (Regehr y Regehr 2018: 34).


Convivir en un mundo animado
Los dibujos de Marcos Ortiz (1952) llevan al interior del bosque seco. Su matorral impenetrable forma el hábitat y refugio de los animales. «Los pecaríes andan entre muchos y con sus crías por el monte y buscan qué comer, les gustan las frutas de la cactácea o las vainas del algarrobo» explica Marcos Ortiz.7ación con Ursula Regehr, 18.02.2018.
Las caracterizaciones precisas emergen de la percepción y mirada atenta del cazador: de su observación paciente de los diferentes cuerpos y de los movimientos de los animales, el conocimiento detallado de sus maneras ser, de su hábitat y de sus preferencias.
Efacio Álvarez (1988) visualiza en sus representaciones no solo la relación entre cazador y presa, sino el ciclo omnipresente del bosque: comer y ser comido. Gracias a la captura y el consumo de la carne, la fuerza vital, la energía y la fertilidad circulan entre los seres. Así, todos los seres existentes se definen principalmente según su posición en una red de relaciones entre comedores y devorados, entre cazadores y presas (Descola 2011[2005]: 421). En sus dibujos chuñas buscan víboras.


El jaguar aparece cazando chuñas o acecha a un venado. Como el mayor depredador, el jaguar es considerado como una persona por los nivacle. «Si un cazador encuentra a un jaguar» según Efacio Álvarez, «tiene que rodearlo y ahí el jaguar se va a parar y mirarle. Entonces el cazador puede hablar al jaguar, y decirle: –Para mí somos iguales, somos personas–.
El jaguar le va a escuchar y después va a lanzar su cola. Eso significa que va a dejar de pelear con el cazador.»8Conversación con Verena Regehr, 25.05.2018. Los encuentros con animales como el jaguar o con seres no humanos como una lhavoque o un lhavo muestran que en los seres que habitan el bosque se revela la misma fuerza vital y que comparten una interioridad similar; es decir, la capacidad de pensamiento, de voluntad, de acción, de sensibilidad y comunicación. Los animales y los espíritus, análogos a los seres humanos, llevan su propia vida social en sus colectivos.
Sin embargo, seres humanos y no humanos se distinguen fundamentalmente por sus cuerpos y hábitos. Las prácticas de caza y recolección, así como los cantos y los rituales chamánicos, se basan en la interdependencia y comunicación entre seres humanos y no humanos. También de acuerdo a relatos míticos, los papu p’alhac (ancestros) tenían carácter humano. Cuentan cómo estos humanos primordiales se transformaron por diversas razones – por amor, por venganza, como castigo, etc. – en su forma actual como animales, árboles y plantas (véase relatos en Chase-Sardi 1981).
Los dibujos revelan un mundo animado en el cual la categoría de «persona» no se limita a la forma y encarnación humana. Por lo tanto, en las representaciones gráficas, tampoco se percibe una separación entre una «naturaleza» externa y una «cultura» humana, como en el pensamiento «occidental». Antes bien, todos los existentes parecen integrar una unidad, habitar juntos el mundo y mantener lazos estrechos entre ellos.9Estas disposiciones ontológicas, que por un lado postulan la «continuidad metafísica» de los seres y por el otro la «discontinuidad física», son denominadas por Eduardo Viveiros de Castro (2002 [1998]: 308) como «perspectivismo» y por Philippe Descola (2011 [2005]: 206) como «animismo».
El chamán como mediador entre seres humanos y no humanos
Para los nivacle las relaciones con seres no humanos están determinadas principalmente por la caza y sus rituales. La preservación de la vida humana se basa en la apropiación y el consumo de personas no humanas. Los animales y plantas que se tenían que matar para el automantenido merecían un trato respetuoso. Los sujetos (personas animales) se transformaron en objetos (en carne comestible) mediante rituales o procesos de cocción cuidadosa.10Compárese Descola (2011[2005]: 498) y Kohn (2013: 119) referente a procesos análogos en Amazonía.
El incumplimiento de estos principios perturbó el frágil equilibrio entre los seres, suscitando amenazas fatales, como conflictos y enfermedades. En tales casos tenía que intervenir el chamán, un especialista ritual, cuya tarea es la mediación en las relaciones dentro del colectivo humano, así como entre seres humanos y no humanos.

Esteban Klassen (1969), nieto de un chamán, representa en sus dibujos pôtsej (jabirú) y yi’yôôj (jaguar). Implícitamente se refieren a su significado chamánico: son los lhavtoi (espíritus ayudantes y guardianes) del chamán, que posee sus t’acchaai (cantos) mediante los cuales los puede invocar.
Pôtsej es un fanaaj, ave acuática. Su doble, el pájaro acuático-espíritu (fanaaj uj), es el dueño de las lluvias. Cuando la sequía se vuelve inaguantable, mujeres y hombres mayores se dirigen con sus cantos a la persona fanaaj uj y le piden que mande a sus hijos, los patos y los gansos, con tormentas y agua.11Véase relato de Toya’a Alberto Gómez en Regehr & Regehr (2004: 56).

El jaguar se asocia en el Chaco, como en general en las tierras bajas sudamericanas, con el chamán. De acuerdo a los nivacle, solo el tôiyeej (sabio, poderoso, chamán) dispone de una conciencia extraordinaria y de poderes particulares.
A través de sus canciones tiene acceso al mundo de los seres no humanos y puede comunicarse con ellos. “Si se canta al yi’yôôj, se va para comer a una persona, se le puede enviar a matar a un enemigo. El yi’yôôj es muy poderoso y peligroso”, dice Esteban Klassen.12Conversación con Ursula Regehr, 23.02.2018. El chamán posee también la capacidad de metamorfosis, es decir puede «vestirse» con el cuerpo de un animal o ser espiritual sin perder su humanidad.


Equilibrio perturbado y coexistencia amenazada
Soñar con el jaguar significa, según nociones indígenas, peligro, lucha y muerte. Actualmente, procesos de colonización violenta y de deforestación masiva afectan y alteran la coexistencia de grupos humanos y no humanos en el Chaco (Regehr y Regehr, 2018).
Los dibujos de Clemente Juliuz (1972-2021) se refieren a problemáticas actuales: a la deforestación masiva, los incendios, la contaminación del aire por el humo y el polvo y la extinción de los animales (Abb. 13 y 14). «Cada vez hay menos animales, tenemos miedo de que se están exterminando.

Se están agotando por la deforestación. Cuando veo cómo están echando el monte para hacer piquetes, me preocupo. A los animales les faltan los bosques para ubicarse, tienen que escaparse, pero ya no tienen adónde ir.»13Conversación con Ursula Regehr, 19.02.2018. En sus dibujos Clemente Juliuz representa varias especies de abejas, cuya miel ha sido un componente importante de la alimentación de los nivacle. «Cada día estamos viendo topadoras que desmontan gran cantidad de hectáreas» observa, «hacen caer los árboles, se rompen las colmenas con los panales, y ahí salen las abejas, se echa a las abejas.
Los que mandan las topadoras no piensan en la miel. La miel es remedio para nosotros.»14Conversación con Verena Regehr, 25.05.2018. Por la deforestación masiva y el uso de agroquímicos insecticidas a gran escala, se siguen extinguiendo las abejas silvestres en el Chaco. La desaparición de las abejas es un indicador de alerta que señala la perturbación del equilibrio en las relaciones de seres humanos y no humanos y la reproducción de la vida está en peligro.
En nombre de la expansión económica y el paradigma dominante de la «producción», del «desarrollo» y del «progreso» se están deforestando grandes áreas en el Chaco. Actualmente se talan más de 1.000 hectáreas de bosque por día para la ganadería y la agricultura industrial.15Diario Última Hora, 6 de mayo 2018, Paraguay: «Satélite de la NASA muestra gran deforestación en el Chaco».
Dibujar y recordar: la importancia de los bosques
En un presente marcado por la pérdida y la destrucción, el dibujar y el recordar de la vida en el bosque van ganando importancia. Los dibujos se refieren, en una situación extremadamente precaria, a la presencia de la abundancia, la diversidad y la belleza del bosque. Muestran que el mundo y la vida se crean a partir de múltiples interacciones y entrelazamientos de seres humanos y no humanos. Simultáneamente evocan la vulnerabilidad del bosque, amenazado por las actividades humanas.
En nuestra conversación, Clemente Juliuz expresa que dibuja contra el olvido: quiere recordar que los árboles y los bosques son esenciales para la sobrevivencia y la prosperidad humana.16Conversación con Ursula Regehr, 08.10.2019. Efacio Álvarez enfatiza: «Sin el bosque los animales no pueden vivir, mueren. Nosotros también estamos sufriendo por la deforestación masiva.»17Conversación con Verena Regehr, 11.03.2019.
Los dibujos, análogos a la narración de los mitos o la realización de rituales con fuerza creadora, tienen carácter performativo: reviven y actualizan lógicas y principios que forman referencias para una convivencia respetuosa de seres humanos y no humanos. En un nuevo lenguaje visual, los comunican de forma no verbal. «Esta nueva expresión», de acuerdo a Ticio Escobar (2012 [1993]: 126) «manifiesta la posibilidad de diversas culturas de trazar, una y otra vez, los contornos de la realidad para delinear sus formas de acuerdo a los desafíos que va proporcionando o imponiendo la historia y sobre la base de una memoria obstinada en cautelar el enigma de la línea.»
El dibujar como práctica artística en una situación precaria muestra no solo la resiliencia y la presencia latente de formas indígenas de estar en el mundo. Alberga el potencial de volverse un medio importante para reclamos y transformaciones políticas, para recuperar espacios de articulación y autorepresentación, así como para la lucha por los derechos indígenas y la restitución territorial.
Agradecimiento
Agradecemos a los artistas Osvaldo Pitoe, Jorge Carema, Eurides Asque Gómez, Clemente Juliuz, Marcos Ortiz, Esteban Klassen y Efacio Álvarez, que nos enseñaron a través de su creatividad, sus obras y relatos. Nuestra amistad, los proyectos y las experiencias compartidas nos alientan. Un agradecimiento especial a Ticio Escobar por su apoyo y sus comentarios críticos que han ayudado a afilar el argumento de este ensayo.
Bibliografía
Chase-Sardi Miguel. 1981. Pequeño Decamerón Nivacle. Literatura oral de una etnia del Chaco Paraguayo. Asunción: Ediciones Napa.
Descola Philippe. 2011 (2005). Jenseits von Natur und Kultur. Mit einem Nachwort von Michael Kauppert. Berlin: Suhrkamp Verlag (Moldenhauer Eva, Übers.).
Escobar Ticio. 2012 (1993). La Belleza de los otros. Arte indígena del Paraguay. Asunción: Servilibro.
Kohn Eduardo. 2013. How Forests Think. Toward an Anthropology Beyond the Human. Berkely, Los Angeles, London: University of California Press.
Nordenskiöld Erland. 1912. Indianerleben, El Gran Chaco (Südamerika). Leipzig: Albert Bonnier.
Regehr Ursula and Regehr Verena. 2019. «Living with Trees: Drawings from the Gran Chaco», in: P. É. Couton (ed.), Trees, Exhibition Catalog. Paris: Fondation Cartier pour l’art contemporain, pp. 76-83.
Regehr Ursula y Regehr Verena (comp.). 2018. Reconfiguraciones – Vida chaqueña en transición. Con fotografías de Fernando Allen. Catálogo de exposición. Asunción: AGR.
Regehr Verena & Regehr Ursula (comp.). 2011. simetría/asimetría: Imaginación y arte en el Chaco. Con fotografías de Fernando Allen. Asunción: AGR Servicios Gráficos S.A.
Regehr Verena & Regehr Ursula (comp.). 2004. Cayin ô Clim Lhavos. Nosotros, Gente de Cayin ô Clim. Dibujos de Eurides Asque Gómez, Jorge Carema y Osvaldo Pitoe. Asunción: Imprenta Q R.
Viveiros de Castro Eduardo. 2002 (1998). «Cosmological Deixis and Amerindian Perspectivism», in: Lambek Michael (ed.), A Reader in the Anthropology of Religion, p. 306-326. Malden (Mass.): Blackwell Publishers.
Ursula Regehr – Biografía
Ursula Regehr es antropóloga y trabaja como curadora en el Museum der Kulturen Basel. Desde finales de la década de 1990 está colaborando con dibujantes indígenas. Es investigadora asociada del Instituto de Antropología Social de la Universidad de Berna. Su tesis doctoral se enfoca en la reconfiguración de las formas indígenas de representación en múltiples procesos de colonización en el Chaco.
Verena Regehr – Biografía
Verena Regehr-Gerber es antrópologa y vive en el Chaco, Paraguay. Desde 1966 promueve con Artes Vivas, un proyecto sin fines de lucro, la revitalización de las formas indígenas de expresión. Con su hija Ursula y artistas indígenas realizó varias exposiciones en Asunción. Está colaborando con comunidades indígenas para la restitución de tierras y la protección del medio ambiente, con la ONG Espacios en Paraguay y con la Asociación y fundación suiza para comunidades indígenas en el Chaco.